Este martes 7 de octubre, la Conferencia Episcopal Venezolana compartió la Carta Pastoral con motivo de la inminente canonización de los primeros dos santos hijos de nuestro país: el Dr. José Gregorio Hernández Cisneros y Madre Carmen Elena Rendiles Martínez, fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús.
«A la canonización de estos dos grandes venezolanos se llegó después de un largo proceso que consistió en comprobar su modo de vida, con el fin de proponerlos ante la comunidad eclesial como ejemplos y como intercesores», reza el texto.
La ceremonia, que se realizará el próximo 19 de octubre en la Plaza de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, es un gran júbilo para todos los venezolanos.
Al primer santo venezolano, el doctor Hernández, lo describen como «un hombre profundamente creyente en Jesucristo. Lo demuestran numerosos hechos de su vida de familia, de estudiante, de académico y de médico. La recepción diaria de la Eucaristía y el rezo del santo Rosario iban de la mano con su trabajo como médico. Era un hombre con gran preparación y con una voluntad concretada en hechos, de servir cristianamente a los enfermos sin distinción de ningún tipo, pero de manera especial a los pobres en los que supo encontrar el rostro de Cristo (cf. Mt 25,36). Fue médico, profesor, hermano y amigo. Fue también amante de la música y poseedor de una cultura muy amplia. Cultivó la amistad y era excelente conversador y anfitrión».
Mientras tanto, a Madre Carmen Rendiles la definen como » una mujer con muchas condiciones humanas de liderazgo, iniciativa y emprendimiento, fruto de su vocación cristiana y de su entrega generosa al servicio. Siguiendo sus huellas, la Congregación de las Siervas de Jesús impulsó un trabajo educativo, benéfico y evangelizador en muchos lugares de Venezuela y del exterior. La Madre Carmen es y será un estímulo para muchas mujeres al ver cómo ella, con una gran fe en Jesucristo y aprovechando sus dotes naturales de liderazgo creativo, realizó obras de bien en favor de los niños y jóvenes en las familias y en la Iglesia».
La Conferencia Episcopal Venezolana señala que se debe hacer un esfuerzo por conocer la vida y virtudes de estos compatriotas que la Iglesia canoniza. Considera que este es un momento para intensificar nuestro espíritu de oración, promover una catequesis profunda sobre la vida de los santos y trabajar decididamente por la paz y la esperanza en sintonía con las propuestas del Año Jubilar.
Asegura que la inscripción en el calendario universal de los primeros santos venezolanos es un honor para la nación entera. «Por tal motivo, su canonización no puede reducirse a los gestos externos de júbilo y a los homenajes artísticos y culturales que se les hagan públicamente, sino que debe propiciar una profunda reflexión sobre el presente y el futuro de nuestra patria, a la luz de las virtudes que estos santos vivieron en profundidad. Es un fuerte estímulo para que todos los venezolanos nos encontremos y apreciemos como hijos de una misma Patria y hermanos entre nosotros; para defender la vida y dignidad de la persona humana desde su concepción hasta la muerte natural; para aceptar nuestras diferencias como una riqueza y construir una mejor sociedad en el respeto mutuo, la convivencia y la búsqueda constante de la paz».
