Durante su intervención, el cardenal Parolin recalcó que este derecho debe «ser reconocido en la vida jurídica e institucional de cada nación», además de vivirse y promoverse «en la vida cotidiana de los individuos y de las comunidades». Sin esta libertad, «el tejido ético de la sociedad se deshilacha inevitablemente, dando lugar a ciclos de sumisión y conflicto».
Por otra parte, el Secretario de Estado de la Santa Sede se hizo eco de los datos expuestos en el informe: en 62 de los 196 países analizados, la libertad religiosa está «severamente restringida». Esto significa que aproximadamente a 5.400 millones de personas, dos tercios de la población mundial, está expuesta a la persecución por motivos religiosos.
Esta edición, que marca el 25º aniversario de ACN defendiendo la libertad religiosa en el mundo, fue calificada por Parolin como la más «sustancial» desde su creación, ya que las violaciones a este derecho fundamental han aumentado de manera constante.
Límites y responsabilidad pública
En su discurso, el cardenal hizo referencia a la declaración Dignitatis Humanae, del Concilio Vaticano II, sobre la libertad social y civil en materia religiosa, y al artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reconoce el derecho de toda persona a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
Monseñor Parolin explicó que la libertad religiosa implica «límites prácticos» que deben gestionarse con «prudencia política». También citó el texto conciliar, afirmando que proteger los derechos de todos «garantiza que el ejercicio de la fe por parte de un grupo no atente contra las libertades de los demás». En este sentido, explicó que la verdadera armonía no surge de la uniformidad, sino de «la libertad ordenada» donde las personas conviven «en el respeto mutuo, la justicia y la buena voluntad».
Finalmente, el cardenal Parolin afirmó que garantizar la libertad religiosa no concierne únicamente a los creyentes o a la Iglesia, sino que «implica a toda la sociedad, a las instituciones públicas e internacionales». Concluyó advirtiendo que, lamentablemente, en muchas partes del mundo, ese derecho «se viola sistemáticamente».
Por otra parte, aclaró que la libertad religiosa no debe estar obstaculizada por «barreras de naturaleza personal, social o gubernamental», ya que «el deseo humano innato de buscar el sentido último y la trascendencia» debe ser reconocido y respetado.
[Fuente: ACN / InfoCatólica]
